Villeta Capítulo 2

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VILLETA CAPÍTULO 2

Ruta del Chaquén 3.0

VIDEO CAPÍTULO 2

Producción Nuestra Tierrita: Cámara 1: Duván Fiallo Cámara 2: Pedro Aldana Coordinación periodística: Edgar A. Nuñez. Guion: Edgar A. Nuñez y Pedro Aldana Postproducción: Marlon Motta Sonido: William Fonseca Diseño gráfico: Andrés Flórez Redes Sociales: Edwin Castiblanco. Bogotá – Colombia

El sol se asoma tímidamente sobre las montañas que rodean a la población de Villeta, indicándonos que nuestro segundo día inició para continuar con una nueva aventura a sitios casi inexplorados por los visitantes de este municipio como es el emblemático: los Saltos de los Micos.

En un momento, pasamos de la zona urbana a la exuberante naturaleza. Una travesía a pie que no nos llevó más de quince minutos La cercanía de este lugar a la población hace que los turistas que conocen el destino se sientan privilegiados por disfrutar el paisaje que ofrece la quebrada Cune.

Este escarpado sitio brinda la oportunidad de avistar siete cascadas que se encuentran a lo largo de su camino, y el cual se encuentra lleno de naturaleza y tranquilidad. Allí se puede hacer diferentes actividades extremas como escalar o realizar rapel, siempre y cuando lleven un guía autorizado y que tenga el conocimiento de la zona y de las condiciones climáticas.

Un tesoro de la naturaleza que es resguardado por parte del Grupo de Investigación de Biología de la Universidad El Bosque, con el fin de realizar estudios de la biodiversidad que tiene estos parajes y la capacidad de carga, para salvaguardar.

A pesar de la majestuosidad de sus paisajes es importante indicar que después de un estudio a fondo por parte de la universidad, se promulgó que este es un sitio de turismo de contemplación, con el fin de prevenir accidentes.

Luego de los impresionantes paisajes que ofrece esta quebrada, nos fuimos a cumplir una cita con la historia, al trasladarnos a la vereda La Esmeralda, que se encuentra a 40 minutos del casco urbano.

Al llegar allí, nos internamos en un paraje donde se pueden avistar diferentes especies de aves que reinan en las ramas de los árboles, un lugar propicio para los aficionados al avistamiento de las mismas. Sin embargo, lo más interesante se encontraba bajo nuestros pies, vestigios de senderos de piedra, rutas que inicialmente fueron trazadas por los indígenas Panches y, años después, modernizadas por los españoles en la época de la Colonia, los cuales hoy se conocen como los Caminos Reales.

Páginas de historia escrita en piedra que invitan a descubrir a donde nos llevan y las cuales eran las que movían la economía de antaño. No muy lejos de allí, nos encontramos con una de las cuevas inhóspitas de la región, la cual se cree que conecta a Villeta con la población de Honda, y servía de atajo a los españoles. Sin embargo, hoy se encuentra en estudio y está habitada por murciélagos e insectos.

Después de registrar esta pequeña parte de nuestra historia, nos invitaron a un lugar que alberga un misterio de antaño, para ello debimos movernos a la vereda San Isidro, que se encontraba a casi una hora de donde estábamos.

Allí, luego de bajar por un barranco con una espesa selva, nos encontramos de frente con una gran pared que estaba construida con la técnica de piedras secas, la cual consiste en colocar una encima de la otra, de manera que se ajusten lo mejor posible, sin dejar huecos entre ellas. Una obra de ingeniería que deja en entredicho quién fue el que realizó este majestuoso trabajo.

Una vez más nuestra travesía ha terminado, dejándonos nuevas enseñanzas y descubriendo lugares interesantes que pasan inadvertidos, en una población que solo es conocida por sus piscinas y deportes extremos.

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