¡Zapatero, a tus zapatos!

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¡ZAPATERO, A TUS ZAPATOS!

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El origen de esta frase se remonta al siglo IV antes de Cristo, en la Antigua Grecia y sirve para decirle a las personas que busca inmiscuirse en cuestiones ajenas que no lo hagan. Los historiadores Valerio Máximo y Plinio, el Viejo, aducen que la primera vez que se escucho está expresión fue del pintor más famosos de esa época, Apeles, quien acostumbraba realizar sus pinturas a los ojos de todo el mundo, para que la gente que pasara le diera una opinión sobre los mismos.

Una vez, estaba realizando el retrato de un personaje importante de la ciudad, cuando el zapatero critico como fue pintada la forma de la sandalia, lo que le llevó a Apeles realizar esa modificación y hacer que su pintura se acercará más a la realidad.

Al día siguiente, el zapatero volvió y viendo que el pintor siguió sus sugerencias, pensó que estaba autorizado a continuar a realizar más críticas a la obra, lo que exasperó al artista y le recomendó en voz alta y fuerte que, hacía mejor en ocuparse de lo que entendía: zapatos. Por eso, la frase predica “Zapatero, a tus zapatos”.

Hay diferentes variantes de esta expresión, por ejemplo: “Cada uno a lo suyo”; “Cada cual por su vereda”; “Cada uno en su arte”; “Cada uno en su negocio sabe más que otro”; “Cada uno en su oficio es un rey”, y “La misa, dígala el cura”, entre otros.