Las arepas colombianas que inspiran a emprendedores

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LAS AREPAS COLOMBIANAS QUE INSPIRAN A EMPRENDEDORES

Made in Nuestra Tierrita

Unos años atrás, las montañas de la bella población de Sonsón (Antioquia) vieron nacer a Luis Alberto y Luis Alfonso Valencia Gómez, dos hermanos que en su adolescencia y por los problemas que comúnmente conocemos en Nuestra Tierrita, quisieron echar raíces en la ciudad de Bogotá, después de que su padre y sus hermanos mayores lograron abrir puertas a nuevas oportunidades.

Como debería ser los jóvenes culminaron sus estudios, para así comenzar a vivir su propia vida, al trabajar para empresas que les dieron algunos conocimientos y las herramientas, para iniciar una idea que les rondaban en la cabeza.

Un proyecto al que le vieron un futuro prominente: la fabricación y venta de arepas. Un negocio que comenzó como empiezan muchos otros emprendedores colombianos; con las uñas y muchas ganas de salir adelante. Y para lograrlo comenzaron con una paila gigante, maíz y el apoyo económico de Luis Alfonso, que decidió seguir trabajando para la compañía para que trabajaba e inyectarle dinero a su pequeña empresa. A ellos se sumaron las buenas intenciones de amigos y familiares allegados que vieron con buenos ojos este proyecto.

Este sueño comenzó a dar frutos, una mañana del 17 de agosto de 1992, en el barrio Minuto de Dios, antes de que el sol se asomará por el oriente, Luis Alberto y su amigo sobre unas bicicletas comenzaron a vender las primeras arepas en las tiendas del barrio.

Con el paso de los días y de los meses, cada vez los pedidos se hacían más grandes y el radio de acción de ventas aumentaba, ya no era solo su barrio ya tenían tres barrios más que apetecían de sus arepas.

El ingenio aumento su producción

La producción no daba abasto, por lo que debieron aumentar su capacidad con varios hornos y ampliar su casa para poder cumplir con su producción. Incluso, en esa época no existía las máquinas en producción en línea para la fabricación de arepas, por lo que tuvieron que inventarla con moldes cortadores de arepa industrial y hornos con quemadores posterior e inferior, con el fin de aumentar el número de su producto.

“Con ello estamos vendiendo a más barrios de la ciudad y hemos puesto más plantas en Bogotá y también en Medellín, incluso estamos exportando nuestro producto a varios supermercados de los Estados Unidos de América”, dice Luis Alberto Valencia Gómez, gerente fundador de El Carriel.

Lo que se puede resaltar de esta empresa es que todos sus empleados son colombianos y trata que en toda su cadena de producción, desde la cosecha hasta la última persona que entrega el producto en las tiendas, así sea.

“El maíz que compramos para realizar las arepas son de cultivos colombianos. Incluso, en Granada (Meta) la mayor parte de los campos de maíz son para la empresa. Todos los cultivos que ven al pasar por esa población de los llanos están destinados para la producción de nuestras arepas. Igualmente, adquirimos maíz del Tolima y en Tocaima”, asegura Valencia.

Con el paso del tiempo han aprendido, que las empresas sobreviven y son exitosas si revisan constantemente los procesos de producción y se actualizan tecnológicamente.

“Hace poco contamos con una nueva flota de camiones eléctricos, con lo que se está siendo responsables con el cuidado del medio ambiente y reduciendo la huella de carbono en un 35 %, Estos camiones tienen una autonomía de más o menos uno o dos días, claro está todo depende de la ruta que hace” afirma Valencia.

Hoy Arepas El Carriel como se hace llamar esta empresa, es un ejemplo de que los colombianos cuando quieren alcanzar sus sueños lo hacen con la constancia y el amor de su familia. Además, es una de las compañías que son fuente de inspiración para muchos emprendedores.