UNA GUERRERA SOBRE UN MONSTRUO DE 18 RUEDAS
Héroes de Nuestra Tierrita
Rocio Rueda hace parte de esas bumanguesas hogareñas y guerreras que, en un día normal, antes de cualquier viaje, se levanta a las 3 de la mañana para dejar todo listo en su casa. Además de su trabajo como transportadora de carga pesada es madre de dos hijos y trata de levantarlos temprano para compartir y dejarlos listos para que vayan a estudiar.
Como toda mujer es vanidosa y luego de enviar a sus hijos, se arregla para luego tomarse el tiempo para ir a su trabajo como conductora de un tractocamión de 18 ruedas, una máquina que, para muchos hombres y mujeres, son aquellos monstruos de las carreteras que merecen mucho respeto.
Rocio hace parte de las más de 2.328 mujeres que según datos del Registro Único Nacional de Transito (RUNT) están autorizadas para conducir una tractomula, y para ella es la pasión más grande y un estilo de vida que nunca dejaría.
Cada vez que tiene viaje (tres a cuatro veces a la semana) se sube a su tractomula Kenworth 2020, a la que ha bautizado “La Bonita” y la cual la ha adornado a su gusto con forros de felpa rosado con blanco y varias decoraciones muy femeninas.
Su gran compañía durante sus viajes es su oso de peluche y ahora se unió a esas aventuras su nueva mascota; una perrita de color negra recién nacida, la cual le ayuda a pasar sus largos trayectos por el país.
Esta hermosa bumanguesa hace honor a su apellido, rueda por toda Colombia llevando toda clase de mercancía. “Lo más difícil de este trabajo es que hay que estar con los cinco sentidos despiertos, pues es de mucha responsabilidad, porque un descuido puede herir o matar a mucha gente”, lo dice con su acento santanderano.
En este trabajo que ha sido tradicionalmente para hombres, le ha tocado codearse con algunos muy machistas y en ocasiones con otros que la respetan, la admiran y la alagan. “Igualmente, no hay discriminación con nosotras en cuanto a los pagos. Nos pagan igual que un hombre e igualmente nos toca trabajar como ellos, como por ejemplo estar sobre una tractomula 27 horas y cumplir con los horarios. También he aprendido muchas cosas de ellos.”, dice Rocio.
En sus jornadas que algunas son muy largas a Rocio le toca pernotar en hoteles e incluso dentro de la mula, a lo cual el gremio lo llama un cabinazo, y es el momento en el que ella cierra sus ojos para repasar los sueños por los que está trabajando que es darles a sus hijos todas las comodidades y puedan continuar sus estudios en la universidad.
“Con esto quiero que las niñas, mujeres y mis amigas que me admiran mucho, es mostrarles que como mujeres podemos llegar muy lejos.