San Juan de Rio Seco Capítulo 1

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SAN JUAN DE RIO SECO CAPÍTULO 1

Ruta del Chaquén 4.0

VIDEO CAPÍTULO 1

Producción Nuestra Tierrita: Cámara 1: Vanessa Manrique Cámara 2: Marlon Rodríguez Coordinación periodística: Edgar A. Núñez Periodista: Erika Mora Nope Guion: Erika Mora Nope y Pedro Aldana Postproducción: Marlon Rodríguez Sonido: Pedro Aldana Diseño gráfico: Andrés Flórez Redes Sociales: Edwin Castiblanco Bogotá – Colombia

En la vereda el Volcán, escondido en las montañas del municipio de San Juan de Rioseco, se encuentra un sendero inclinado; tan solo rodeado por árboles y una barrera rocosa cubierta por una espesa vegetación verde, que contrasta a la perfección con el azul del cielo.

Entre el frondoso pastizal se ha formado un camino natural por el que las personas descienden, mientras un puñado de mariposas blancas revolotean de arbusto en arbusto y de árbol en árbol. Como si estuviesen patrullando los cielos, migran hacía el sur mientras acompañan a los caminantes; cautivando a sus ojos con una postal natural de colores vibrantes.

Las mariposas, durante su vida, recorren un largo camino de transformación hacía su verdadera esencia. Puede parecer una epifanía, porque basta un aleteo para adornar el cielo azul de este pueblo perseverante y resiliente que ha encontrado en las pequeñas acciones un arcoíris de posibilidades. Son ellas, con sus alas bien abiertas, quienes anuncian nuestra llegada.

“Cuando llegué acá me acordé de Cien Años de Soledad, me enamoré al ver que por el parque volaban miles y miles de mariposas amarillas; una variedad impresionante, que me hace recordar que Colombia sí es el número uno en mariposas”, afirma Simón Dueñas, Gerente de Mercadeo del Bioparque Monarca. 

San Juan de Rioseco, se encuentra a 117 kilómetros de Bogotá, en el departamento de Cundinamarca. Un municipio de alrededor de 7.547 habitantes, que se alza sobre el Magdalena Centro.

Eran las 9:40 de la mañana, cuando empezamos nuestro recorrido desde el centro de San Juan de Rioseco hacia la Vereda El Volcán. En una camioneta gris por una carretera, en su mayoría destapada, nos esperaban 20 minutos hasta nuestro primer destino: la Finca Canelles.

La carretera, aunque poco concurrida, está delimitada a ambos extremos por cercas de seguridad; apenas se pueden observar, por diferentes tramos, a algunos campesinos que nos saludan con una sonrisa en el rostro mientras avanzan a buen paso sobre sus caballos.

Después de recorrer varias hectáreas con amplios pastizales, árboles frondosos y montañas de fondo que se disipaban entre las nubes. Sobre las 10:00 de la mañana nos aproximamos a un portón metálico con una pequeña cerca de madera azul. Al ingresar, solo resta atravesar un sendero levemente inclinado para observar un pequeño corral rojo para el ganado.

Muy cerca de allí se encuentra Hernán Moreno, propietario de la Finca Canelles, quien nos recibe amablemente a la vez que nos ofrece un vaso de limonada para apaciguar los 25 grados de temperatura que empiezan a sentirse en la zona.

La familia de Hernán llegó a la Vereda El Volcán hace 14 años, apostando por los recursos ganaderos y agrícolas que provee el predio: “La Finca Canelles les ofrece a ustedes una experiencia real del campo. Tenemos, aparte de los perros, la ganadería y los caballos, un recurso hídrico; toda una riqueza increíble para aprovechar”, nos cuenta.

En la actualidad, la Universidad El Bosque viene desarrollando acciones de acompañamiento y asesoría con los propietarios de predios en San Juan de Rioseco como Hernán; con el propósito de implementar nuevas actividades económicas basadas en la naturaleza, que mejorarán considerablemente la calidad de las familias de la zona: el turismo ecológico, la cría de mariposas o la preservación de flora endémica. 

“El impacto que ha tenido la presencia de la Universidad El Bosque dentro de la comunidad del Volcán, ha sido positivo: primero, porque ha generado un sentido de apropiación entre los habitantes de la vereda y segundo, les ha abierto las posibilidades a un desarrollo económico más significativo, basado en el turismo de naturaleza y la conservación de los ecosistemas”, nos explica Julián Ramírez, Profesional en Gestión Ambiental de la Alcaldía Municipal de San Juan de Rioseco.  

Desde el predio inicia la ruta hacía unos de los atractivos naturales más imponentes de la Vereda El Volcán, la Quebrada La Fría. Abordamos un montero blanco que, en cuestión de minutos, nos acerca a una nueva reja de madera la cual, curiosamente, nos abre las puertas a la travesía.

Caminamos por cinco minutos, por un sendero acaparado de rocas y árboles frondosos. Solo basta atravesar una colina para encontrarnos con un par de caballos cafés, que están justo enfrente de una delimitación rustica hecha en alambre de púas. A lo lejos, se despliegan un sinnúmero de montañas.

Justo ahí, la naturaleza nos deslumbra con un imponente paisaje: un cerro por el que un puñado de mariposas blancas revolotean de un lado a otro, entre flores y arbustos, en búsqueda de un lugar seguro donde asentarse.

“Alrededor de la Quebrada La Fría vamos a encontrar flora y fauna nativa del bosque seco tropical. Dentro de la fauna que se puede observar están aves como las tángaras, mamíferos como los venados, los cajuches o los armadillos, así como una diversidad de lepidópteros», según indica Ramírez.  

Unos pasos más adelante, una barrera rocosa cubierta por una capa gruesa de vegetación rodea una parte del sendero. Dejando un espacio para apreciar, desde la altura, la extensión de la quebrada. Solo hace falta bajar por una pequeña pendiente, en la que el suelo se torna arenoso y empieza de a poco a mezclarse con las calmadas aguas.

Ante nuestros ojos se despliega un camino atiborrado de rocas de todas las formas, tamaños y tonalidades, por las que el agua fluye con absoluta tranquilidad; permitiéndonos, como visitantes, transitar con mayor facilidad. 

Las rocas son precisamente las encargadas de conducirnos hacía una nueva pasarela natural, en la que una variedad de pequeñas piedras permanecen asentadas en la arena; sirviendo de barrera para el agua que transita por un suelo liso y ligeramente elevado.

Más adelante, una serie de láminas rocosas se unen para formar una escalera por la que el líquido desciende con mayor fuerza hasta una pequeña piscina natural. Aunque trepar las rocas aledañas no es una tarea fácil, una vez superadas nos encontramos frente a dos paredes de granito que poco a poco se van juntando, haciendo el camino más angosto. 

Las dos barreras, unidas entre sí por imponentes piedras apiladas una sobre la otra, finalmente cumplen su cometido. El preciado líquido sigue su curso, pero esta vez cae a chorros con mayor fuerza por los rincones libres que dejan las rocas. 

De regreso hacía la Finca Canelles, nos espera el mismo camino.

¡Aquí se trabaja por la conservación!

La alcaldía de San Juan de Rioseco propuso a la Universidad El Bosque la construcción de un banco de semillas que permita mantener especies endémicas en buenas condiciones, así como preservar la diversidad genética vegetal presente en la zona. La propagación de la flora nativa, posibilitará la generación de cadenas de valor para la comunidad.

Según Edgar Palacios, docente de Fisiología Vegetal de la Universidad El Bosque: “La idea es víncular a la comunidad, en la marcha, para obtener cadenas de valor; teniendo así la posibilidad de propagar material vegetal como orquídeas o bromelias, que tienen interés comercial y, al mismo tiempo, intentar procesos de revegetalización en la zona”. 

Las poblaciones rurales interactúan constantemente con ambientes naturales, haciendo que estén más ligados a cuidar lo que conocen. Parte importante de esa labor de conservación proviene de saberes ancestrales, especialmente, sobre la protección del agua, el uso de los suelos o la rotación de cultivos. Las instituciones educativas, las alcaldías locales y las UMATAS también ocupan un rol muy importante tanto en la enseñanza como en la divulgación de correctos hábitos de restauración y preservación entre la comunidad.  

Al conocer el estado actual de los ecosistemas que integran la Vereda, será posible: “proponer acciones que permitan no solamente que se vea más bonito, sino que se preserve mejor su biodiversidad y se conecten los ecosistemas, lo que termina beneficiando a todo el mundo. Hay una grandísima cantidad de beneficios que se pueden obtener desde el punto de vista de conocimiento, medicinal y cultural, como de estética”, de acuerdo con Sergio Llanos, docente asociado del programa de Biología de la Universidad El Bosque. 

Así se pretende generar conocimiento y conciencia acerca del estado actual del territorio, de tal manera que se puedan identificar aquellos ecosistemas en los que es posible desplegar labores de restauración. Esto va a requerir el involucramiento de la comunidad de la Vereda El Volcán, a través de servicios de alojamiento, alimentación y guianza; lo que a su vez les permitirá a las personas aprender en la práctica. 

Innovación de diferentes colores

Colombia es el país número uno en mariposas, por ende debe ser el número uno exportando. Es así como surge la idea de consolidar una importante red de biocomercio, a través del aprovechamiento de diversas especies de lepidópteros, para exportar a mariposarios internacionales. Proyecto que, eventualmente, arrancará como piloto en el municipio de San Juan de Rioseco.  

De esta manera, el objetivo es posicionarse en la zoocrianza de especies únicas que vuelen aquí y romper con la innovación de diferentes colores en Estados Unidos o Europa. Este negocio se basará en un modelo mixto, por lo que empezará en comunidades como las de San Juan de Rioseco, las cuales conserven hectáreas de bosque por medio del aprovechamiento de las mariposas; contando, simultáneamente, con granjas independientes de reproducción de crisálidas.

Con un hermoso atardecer que acompaña a las montañas, desde la Finca Canelles, nos despedimos de la Vereda el Volcán en San Juan de Rioseco.

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